Editorial de Pascuas


Si doy mi vida la ganaré

Es domingo, pero no un domingo como cualquier otro. Me levanté a las diez de la mañana para desayunar un café con leche como lo amerita un día de otoño. Es raro. Mientras transito esta mañana medio solitaria, me vienen a la mente algunos recuerdos: Hace un par de años, en una fecha tan especial como hoy, mamá me levantaba temprano para que le ayude a preparar la casa. Venía toda la familia. Yo solo tenía ganas de recibir el famoso “huevito de pascuas” pero la condición era primero almorzar.

 Hoy, lejos de casa, descubro que mamá tenía razón cuando me decía que lo importante era el compartir con mis seres queridos. ¿Cómo pude estar tan equivocado? Nunca me detuve a pensar cual es el verdadero significado de la Pascua, nunca me pregunté qué tenía que ver un conejito de chocolate con Jesús ¿Por qué no me di cuenta antes de que la respuesta estaba más cerca de lo que creía? Todo estaba en el amor que habitaba entre quienes compartíamos esa mesa. El Señor Resucitado está donde dos o más se reúnen en su nombre.

Con el correr de los minutos comprendo cada  vez mejor que la Pascua se trata de esto, de cambiar, de dar ese PASO de una vida superficial a una vida espiritual, cuya esencia se basa en el compartir diario con el otro, con la familia, con los amigos y con quienes nos necesitan. Así como Jesús dio su vida por nosotros, yo me comprometo a dar “esto que soy” día a día para ayudar y acompañar a todo el que lo precise.

Aunque hoy no me levantó mamá, ni almorcé con mis seres queridos, camino contento hacia Capuchinos sabiendo que allí me espera mi nueva familia, una familia del corazón, pero llevando siempre en el alma y en la mente aquella imagen: mis viejos, mis hermanos; y aquella meta: dar lo mejor de mi a los demás. 

Señor, te doy las gracias por tu infinito gesto de amor, por tu compañía diaria e incondicional. Gracias por mostrarme el significado más puro de este día. Domingo, te vas dejándome una frase en el corazón, una gran enseñanza: “si doy mi vida la ganaré”.


BELU JARA Y JESI CERREZUELA