Aunque la condición humana nos lleva a ir más allá, en ciertos casos a pensar en el futuro y no aprovechar el presente.
Aunque pensándolo bien , se vienen a la mente interrogantes...
¿lo que yo quiero para mi, es también el deseo de Dios? ¿ hago silencio para oir lo que el Señor quiere de mi? ¿ Me comporto como arcilla en sus manos?
Estoy convencida que si nos dejamos moldear con sus manos y estamos atentos a lo que Él quiere para nosotros muchas cosas de nuestra existencia pueden cambiar.
La voluntad de Dios, es perfecta, buena y agradable.
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